La alianza entre la compañía Navarro y Boronad y el puerto de Gandía cumple ya cien años. Los que la empresa acumula de trayectoria como empresa consignataria de buques, transitario, agentes de aduanas y de transporte.

La evolución de la empresa va de la mano de la dársena, que, si en sus inicios daba servicio al entonces creciente tráfico de cítricos, ha sabido adaptarse a las nuevas demandas y ha consolidado tráficos como el papel, la madera, la fruta, los siderúrgicos o los minerales, entre otros.

Unas condiciones meteorológicas que garantizan la eficacia de la operativa, con lo que esto supone en ahorro de costes, y unas dimensiones que facilitan el trato directo y personalizado han hecho de este puerto una oportunidad para muchas empresas. No en vano, se ha situado como referente para el tráfico de papel y en la actualidad mueve un gran volumen de la importación de papel, con cerca de medio millón de toneladas anuales.

Navarro y Boronad, por su parte, ha apostado por la mejora continua y, como ocurre con el puerto de Gandía, ha adaptado sus servicios, instalaciones y equipos a la nueva realidad. Y lo ha hecho siempre con la premisa de mantener un firme compromiso con el medio ambiente y la seguridad. Ha iniciado la implantación de la ISO 45001, que especifica los requisitos para asegurar la salud y seguridad en el trabajo para su actividad portuaria, en la que están implicados y participando todos los estibadores del Puerto de Gandía. Esta norma permite a las empresas ser proactivas en materia de seguridad y prevención laboral, minimizando el riesgo de accidentes y lesiones. Además, en 2019 la compañía obtuvo el certificado ISO 14001, la norma internacional que permite a las empresas demostrar el compromiso asumido con la protección a través de la gestión de los riesgos medioambientales asociados a su actividad.

En la misma línea se sitúa el puerto de Gandía, en esta carrera que paralelamente desarrollan ambos en la búsqueda de una fórmula que conjugue la sostenibilidad y el desarrollo económico. Su tamaño (es el menor de los tres puertos que gestiona la Autoridad Portuaria de Valencia) va a permitir a Gandía convertirse en el primer puerto de la APV en lograr la autosuficiencia energética, una de las prioridades de la institución portuaria, enmarcada en el Objetivo 2030 europeo.

En este sentido, la institución portuaria realizará inversiones para cubrir las necesidades de consumo del puerto de Gandía y de las obras de instalación y mantenimiento de las placas fotovoltaicas necesarias para desarrollar este plan energético. El tinglado Nº 4, que tiene una superficie de 5188 metros cuadrados, acogerá la instalación de las placas fotovoltaicas. A esta instalación se sumará la implantación de un sistema propio de almacenamiento de energía, convirtiendo a Gandía en un puerto sostenible y autosuficiente energéticamente. De esta forma se cubrirán las necesidades de consumo eléctrico de la dársena y se extraerán las conclusiones necesarias para poder desarrollar nuevos proyectos.

Pero la apuesta por la sostenibilidad en el puerto valenciano va mucho más allá. El pasado mes de agosto entraba en servicio el nuevo acceso sur al puerto, que permite liberar de tráfico de camiones la zona centro del Grao de Gandía, al mismo tiempo que se reduce así la contaminación del aire y la acústica, a la vez que se favorece el tráfico de cargas de proyecto, aumentando la competitividad del puerto al contar con una salida directa a la autopista.